sábado, 13 de diciembre de 2008

MI CERRO AZUL

TOMAS
BENJAMIN - JOSE IGNACIO
JUAN CRUZ - FELIPE - JOAQUIN


Posted by Picasa

lunes, 8 de diciembre de 2008

UN VIERNES EN AZUL

El viernes 5 al salir de casa para el trabajo, en la ochava de una esquina, un semejante… quizás de mi misma edad, dormía acostado en la vereda tapado con una manta vieja y cartones, solo se veían sus pies cansados, creo que cansados y parte de su canosa cabellera.

Entonces me dije con cuanta fortuna me había bendecido el creador, como no agradecer un nuevo día. Un día más, entre los veintidós mil doscientos ochenta y un días, un día más.

Entrecerré los ojos buscando imágenes y se apareció en Azul mi casa natal. Entre el zaguán, mi vereda angosta y la callecita que me separaba de las vías, se cruzaron vagones Azules. Los viejos vagones ingleses de madera del Sarmiento eran Azules. Los seguí con la mirada hasta la vieja estación de madera que también era Azul. Entonces giré hacia la derecha buscando en el oeste la casilla, la de mis amigos, los guardabarreras de los mates y los chismes del barrio, la casilla de madera también era Azul... hasta la enredadera trepadora que le daba sombra era Azul, pero sus flores eran Rojas.

Miré el reloj, las 7:40, entonces apuré mis pasos para cruzar las vías y por San Martín recorrer las tres cuadras hasta el cole, el "sanjo... colegio de varones". Me busqué en el vidrio de la despensa de Pedro y entre las latas doradas de las galletitas me encontré con mi guardapolvo Azul. Mi delantal gris ahora era Azul y la verdad que era más lindo.

Pasé la gomería y crucé Rivadavia. La Spormans, la de mis primeras cervezas con pizza y fainá. Miré hacia enfrente, la zapatería de Alú también era Azul. Sin cruzar de vereda, y no se porque como todos los días, el kiosco de don Esteban y doña María, mis proveedores habituales de golosinas... los ácidos suchards, los ½ hora, las tita y las rhodesia, las renomé. Pegadito, zaguán de por medio la tienda del Turco, su toldo verde ahora era Azul, ahora recuerdo el porqué del mismo caminito por la vereda de la derecha, las turquitas con sus delantales blancos iniciaban su camino al parroquial.

Crucé Brown. El local de Sarita la costurera, la amiga de mi madre, en sus vidrieras siempre blancos vestidos de novia, que se destacaban entre los vestidos de madrinas en distintos tonos de Azul. Al lado, el local de D’Agostino, como de costumbre a estas horas sus cortinas metálicas verdes bajas ahora eran Azules. Apuré el paso para no perderme mi canción favorita en el patio grande, formados frente al mástil. Mi canción favorita? “Aurora”.

Al mediodía, el mismo caminito pero al revés. Ahora si apurando el paso, nada de pérdidas de tiempo y casi corriendo para llegar a casa y almorzar de parado para volver al cole, el sanjo era de doble turno. No llegar entre los primeros, era perderme el fulbito en el patio grande. Llegar un par minutos después, representaba con suerte, jugar un cinco en el patio chico.

A las cuatro de vuelta a casa, ahora sin tanto apuro. Piluso y Coquito empezaban a las 5 de la tarde. Entonces tenía mi tiempito para pararme en la vidriera de D’gostino y con la ñata pegada al vidrio... como en el tango, las miraba de afuera.

Ya de grande pude comprarlas para mis hijos y nietos. Pero hoy que soy más grande me dí el gustito. La que me regaló mi padrino ya había cumplido su ciclo hace mucho tiempo. Hoy me compré una guitarra, una hermosa guitarra Azul, la mejor.

Lo primero que sonará en su madera cantora tendrá que ver con las imágenes Azules de mis recuerdos, creo haber encontrado el porqué en una bellísima canción, Mi Pueblo Azul de Ramón Navarro.

Entonces entrecerraré los ojos nuevamente y me encontraré en Mi Pueblo Azul. No tendré el cerro Azul, ni el rumor de las acequias. Si aromas del cedrón de la casa vecina con sus flores Azules y en el patio de mi casa la parra será Azul. También el ombú será Azul... el ombú de la Plaza de Mi Pueblo será Azul,



[i]Cuando me miro adentro, cuando me siento el alma, renacen cerros y cielos azules. Y renacerá mi pueblo... y tu pueblo... ese lugar del que nunca partimos porque es imposible alejar el alma de esa mágica región, donde vivió nuestra infancia, donde aprendimos a querer la vida.[/i]

Un viejo caminito, senda gris,
recorre mi nostalgia, habita en mí,
por él se va viajera mi canción
buscando el pueblo azul donde nací.

Si una brisa perdida trae en mí
aromas de poleo y de cedrón,
se vuelve un campanario el corazón,
se puebla de palomas, de ilusión.

Es mi pueblo un cerro azul,
es rumor de acequia en el parral,
es la gente, el sol, la luz,
es la sombra vieja del nogal.


Se que mi pueblo será
como tu pueblo tal vez
se que también sentirás
esa vieja añoranza
que te hará volver.